Un centenar de
comunidades indígenas se ha congregado estos días en Colta, Chimborazo, para
celebrar el "Pawkar raimy", la fiesta por las primeras cosechas y por
el carnaval.
El sincretismo cultural
de esta celebración se refleja en el colorido desfile de decenas de indígenas
que dan gracias al sol y a la tierra por la cosecha de los primeros granos
tiernos, y a la par juegan con agua para purificarse y entrar de lleno a la
cuaresma.
Este es un festejo
ancestral que se había diluido con el pasar del tiempo, pero que ha vuelto a
renacer de la mano de sus campesinos y de las autoridades locales que no
quieren dejar morir ese vínculo entre el indígena y la naturaleza.
El alcalde de Colta,
Hermel Tayupanda, retomó el festejo hace cuatro años, cuando empezó su
administración, y ahora ha posicionado la fiesta como una de las más
importantes de la serranía durante el carnaval.
"Es una fiesta
ancestral por el florecimiento de los granos tiernos" y también de las
papas (patatas), las habas, el melloco (un tubérculo andino) y el choclo o maíz
tierno, explicó Tayupanda.